La educación de Gabriela

Germán Escobar
4 min readApr 5, 2021

Hace poco mi hija Gabriela cumplió 10 años y ella misma me motivó a escribir este post. Desde hace mucho tiempo tenía la intención de hacerlo pero no sabía cómo abordarlo. La verdad es que ser padre ha resultado ser un proceso mucho más caótico de lo que esperaba y no hay una forma de saber si uno lo está haciendo bien o no.

Educar a nuestros hijos es difícil. Queremos tener el control, pero el control es solo una ilusión. Es posible que nos tengan miedo (o lástima) pero nunca estaremos “en control”. Aceptar que ellos tienen sus propios deseos y temores, y que no son maquinas que podamos controlar es el primer paso en la construcción de una sana relación. Una relación de respeto, no de temor.

Gabriela fue al jardín desde los 2 a los 5 años, pero desde entonces la hemos educado en casa. En nuestro caso no es una educación estructurada, no hay un currículo que seguir, aunque desde hace un tiempo toma una clase de español y matemáticas a la semana con una tutora.

Otra razón por la que no me animaba a escribir el post era para no generar expectativas en ella. Idealmente, quisiera que ella busque sentirse orgullosa de sí misma y competir con ella misma para intentar ser mejor en lo que se proponga, no que haga las cosas por complacencia.

La educación debería ser para toda la vida, así que también nosotros tratamos de estar aprendiendo y creando. Muchos padres creen que sus hijos están en un periodo de educación mientras que ellos están en un periodo de “producción”. Eso no tiene ningún sentido. Crear una cultura de aprendizaje continuo es fundamental para tener éxito en la sociedad actual.

La regla de nuestra educación es simple: crear algo cada día y aprender algo nuevo cada día. O al menos intentarlo. En nuestro caso eso implica estar aprendiendo un idioma, haciendo un deporte, practicando un instrumento, y desarrollando un arte.

Nuestro tablero de puntos en 2019

En un punto intentamos convertirlo en un juego utilizando un tablero donde se ganaban puntos por ciertas actividades como hacer ejercicio, leer, practicar o aprender algo, escribir o hacer manualidades. Al final del año, habían dos premios: uno para el que más puntaje tuviera y otro en conjunto si llegábamos a una meta de puntos. Lo hicimos un par de años pero no lo hemos vuelto a hacer.

En cuanto a tecnología le limitamos el tiempo de contenido pasivo (YouTube, Netflix, etc.) y de juegos a 2 horas al día (en horario de 10 a.m. a 9p.m.). Esto es fácil de limitar en cualquier dispositivo así que no es necesario estar pendiente de este tiempo y ella lo puede administrar como quiera durante el día.

Entre las aplicaciones que tiene en el iPad (sin restricción) están: Duolingo (idiomas), Khan Academy (educación), Domestika (cursos), Crehana (cursos), algunas de programación (CodeSpark y Hopscotch), Procreate (dibujo), Good Notes (toma de notas), entre otras que van cambiando según su edad e intereses.

Además, Gabriela tiene presupuesto ilimitado para libros, cursos y arte, aunque en libros y cursos no puede tener más de dos al mismo tiempo sin terminar.

Nosotros trabajamos desde casa así que estamos bastante tiempo con ella pero no nos sentamos a enseñarle todos los días en determinado horario. Para nosotros es más un tema de guiar con ejemplo y darle espacio para que ella desarrolle sus intereses.

Tenemos además la fortuna de poder viajar así que intentamos estar entre uno y tres meses en otro país cada dos años aproximadamente para poder conocer e interactuar con otras culturas. La idea es hacerlo cada año.

En cuanto a la parte social Gabriela es una niña completamente normal que se relaciona fácilmente con otras personas, incluso mejor que nosotros, pero no tiene amigas o amigos cercanos que vea todos los días como en el colegio, que para muchos padres puede ser un problema.

Una pregunta que nos hacen con frecuencia es qué pasaría si Gabriela quisiera entrar a la universidad. La respuesta es que se tendría que preparar y validar el bachillerato, ella es consciente de esto.

Eso es todo. Cada niño y niña es diferente así que el objetivo no es crear una receta educativa, todo lo contrario, es crear un proceso de constante experimentación en donde les demos todo el apoyo y la confianza que necesitan para arriesgarse y desarrollar sus intereses, que no pierdan su curiosidad y se enamoren del aprendizaje para toda la vida.

--

--